EL LAPICERO Y EL CORRECTOR

Sobre la mesa sucumbían algunos papeles y alado un triste lapicero junto
con su respectivo corrector de tinta blanca tan maltratado como el otro; eso
sin quitarles el orgullo de poder trabajar junto a su preciada dueña.

- Pero oye, ojala y también se equivoque
en sus operaciones para yo poder ayudarla a corregir.
- ¡Por supuesto!, somos indispensables.
- Sin nosotros no aprobaría.
En eso, la niña los metió a la mochila y al llegar a la escuela los
saco, empezando a redactar ensayos, hacer operaciones y demás, siempre listos ;
y así llego el viernes…
- Te ves fatal, ¿Qué ha pasado?
- Esa maldita niña, me ha gastado
incesablemente, escribe y escribe nadamas, como si no hubiese un mañana, se ha
gastado casi toda mi tinta.
- Vamos no es para tanto ¡Alégrate! Que ya
es viernes y mañana fin de semana.
- Cállate, que los viernes es peor, la
damita tiene mucha tarea y sólo me tiene a mí para hacerlos.
Inevitablemente, llegó el día, dos semanas después, en que fue tanto el
desgaste que la pequeña tuvo que remplazar la moribunda pluma.
AUTOR: Eduardo López Dávila
Que buena historia, felicidades��
ResponderEliminarmuy interesante y muy buena redacccion :D
ResponderEliminarmuy divertida historia sigan asi
ResponderEliminar